Y me salieron parras trepadoras por los oídos,
orugas dark por la nariz.
Líneas férreas cruzan por mi frente.
Y me creció la nariz como la península de Mejillones,
las orejas se cayeron como Bajo California.
Los saltos y cataratas inundaron mis ojos,
pero ya no puedo veranear.
Y se fue el blanco de mi boca animal
volvió en forma de copos que visten
al poco cabello que se salvó
de la tercera guerra del sebo global.
Y la cartografía llegó al dorso de mis manos
llegó la grasa de Stalingrado,
cayeron los músculos falsos de Rockefeller.
La sangre ya no avanza por todos lados.
Y llegó el bastón con sus temblores.
Las caídas en falso,
las fracturas del olvido.
La muerte.
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