Somos
los del café rápido a las una y diez de la tarde,
los del remoloneo necesario en la cama
apurando el tiempo como si nos sobrara,
somos los que se pierden en la cara del otro
con cara de bobos,
los que se dicen ¿qué?, ¿qué?,
somos los de la risa fácil y tonta
y los que la repiten.
Somos los que duermen con y sin calcetines,
los que prefieren un semidulce
a un tinto bueno.
Somos los de “gracias” y “perdona”
por cualquier tontería.
Somos los que se enfadan
pero no saben enfadarse.
Los que lloran por nada
y sonríen por todo.
Somos
los de noches enteras saciando el lenguaje con conversaciones
y saciando la lengua con degustaciones.
Los que se serenan con Bill Evans,
los que bailan con el rock de los ochenta.
Los que deambulan entre tercios de cerveza.
Somos los del tabaco en la mesa
la ropa en el suelo
y el uno en el otro
siempre
en nuestra cabeza.
Somos los que se reconocen
en el desguace que para Granada
creó Arcadio en un crónica.
Somos los de después de las fiestas
y los que aún esperan
a ver juntos el mar
que cada día pesa.
Somos los del valle y la sierra,
aunque nos movamos en la urbe
que tanto nos atesta.
Somos
pero ya no tú y yo,
sino nosotros.
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