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La Venta de los Gatos: un legado olvidado - La Independiente Revista
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La Venta de los Gatos: un legado olvidado

Entradilla:

En el número 25 de la actualmente llamada Avenida Sánchez Pizjuán, rodeada de bloques de numerosos pisos, existe una pequeña casita de una única planta. Entre el bullicio de la ciudad de Sevilla, esta casita guarda entre sus paredes una conmovedora y conocida historia.

«En Sevilla, y en mitad del camino que se dirige al convento de San Jerónimo desde la puerta de la Macarena, hay, entre otros ventorrillos célebres, uno que, por el lugar en que está colocado y las circunstancias especiales que en él concurren, puede decirse que era, si ya no lo es, el más neto y característico de todos los ventorrillos andaluces».

La Venta de los Gatos, de Gustavo Adolfo Bécquer.

Así arranca la leyenda de La Venta de los Gatos, del poeta y escritor romántico Gustavo Adolfo Bécquer.

Una obra que recibe el nombre del lugar en el que se inspiró. Una pequeña posada en donde el sevillano vivió una serie de acontecimientos que le llevaron a escribir esta triste historia. En ella, habla sobre diversos temas como son el amor, la muerte o el paso del tiempo. Dentro de la historia, encontramos dos partes bien diferenciadas.

La primera parte se trata de una oda a la alegría, al amor, a la juventud y a la vida en el barrio. En esta primera parte, Bécquer describe con entusiasmo la venta: su arquitectura, ambiente y todo lo que a ella le rodea. «Imaginaos este paisaje animado por una multitud de figuras, de hombres, mujeres, chiquillos y animales formando grupos a cual más pintoresco y característico», «una casita blanca como el ampo de la nieve, con su cubierta de tejas rojizas las unas, verdinegras las otras, entre las cuales crecen un sinfín de jaramagos y matas de reseda». El lugar en el que se enamoró de Amparo, que recuerda con cariño en sus letras.

En la segunda parte, el autor narra su vuelta a Sevilla tras pasar diez años en Madrid. Pasado el tiempo, apenas encuentra la ciudad que él siempre recordaba en sus obras. «Lo recordé más por el rótulo, que aún conservaba escrito con grandes letras en una de sus paredes, que por nada; pues, en cuanto al caserío, se me figuró que hasta había cambiado de forma y proporciones. Desde luego, puedo asegurar que estaba mucho más ruinoso, abandonado y triste».

Un siglo después, esta sigue siendo la realidad del establecimiento. Tras su uso como posada, quedó muchos años en el abandono. «A día de hoy, el inmueble es de propiedad privada y está a la venta desde hace unos años», apunta Pilar Alcalá, presidenta de la asociación Con los Bécquer en Sevilla.

Un día, la venta fue un lugar digno de describir, e inspiró una de las obras más reconocidas y autobiográficas del romancero. Aun así, hoy se encuentra completamente destruido y con un aspecto “chabolista”, como apunta uno de los residentes del barrio. Ha quedado en el olvido para las instituciones, aunque no para sus vecinos.

Asociaciones vecinales como son la barriada Las Golondrinas, y otras colindantes como La Divina Pastora o Glorieta Olímpica, se han unido a la asociación cultural Con los Bécquer en Sevilla. Su objetivo es luchar por la recuperación de este espacio. «Ellos quieren que la venta sea un Centro Cívico, porque el barrio lo necesita, y dónde mejor que en este enclave becqueriano», informa Pilar. «Los vecinos piden que lo recupere un ente público, ya sea el ayuntamiento o la Junta. Así, se le daría un uso para el disfrute y beneficio de todas las barriadas», defiende el presidente de la asociación de vecinos Glorieta Olímpica.

Desde hace ya cinco años, los vecinos y las administraciones denuncian la nula respuesta de las instituciones y de la Junta de Andalucía. Pilar afirma que si la Venta de los Gatos fuera declarada BIC, se encontraría protegida y su dueño debería darle un uso cultural. Desde hace años, se busca la aprobación de recuperar el inmueble a través de recogidas de firmas y propuestas a administraciones y organismos públicos. De conseguirlo, se podría evitar que este enclave se acabe convirtiendo en un bazar o una peluquería.

Este espacio cuenta con más de ciento cincuenta años de historia. Es una pequeña muestra arquitectónica de lo que fue la ciudad antes de la industrialización que ha sufrido en el último siglo, una porción de espacio en la que parece que se ha detenido el tiempo. Lo que él recordaba como «el más neto y característico de todos los ventorrillos andaluces», hoy luce como una pequeña chabola entre bloques de pisos. De sus paredes blancas y tejas verdosas ya casi no queda nada. Las paredes hoy lucen un color amarillo albero, decoradas con numerosos grafitis que tratan de tapar el desgaste de las mismas por el deterioro del tiempo. Incluso se ha cubierto de pintura la placa conmemorativa que lucía en su fachada, borrando el último intento de conservar su memoria.

En la ciudad, quedan hoy pocos motivos de culto a quien hizo inmortal a la Sevilla de aquellos años en sus rimas y leyendas. A la misma ciudad que hoy le da la espalda. La fachada de su casa natal, el Convento de Santa Inés, así como las orillas del Guadalquivir o el Panteón de Sevillanos Ilustres son algunos de los lugares que los habitantes de esta ciudad podemos recorrer para revivir la memoria del artista.

En su obra, hace ya diez décadas, el autor se preocupaba por lo que en nuestros días aún tenemos pendiente: la conservación de la cultura y el patrimonio de la ciudad.

«Edificios, manzanas de casas y barrios enteros habían surgido al contacto mágico de la industria y el capital: por todas partes, fábricas, jardines, posesiones de recreo, frondosas alamedas; pero, por desgracia, muchas venerables antiguallas habían desaparecido.

Visité nuevamente muchos soberbios edificios, llenos de recuerdos históricos y artísticos; torné a vagar y a perderme entre las mil y mil revueltas del curioso barrio de Santa Cruz; extrañé en el curso de mis paseos muchas cosas nuevas que se han levantado no sé cómo; eché de menos muchas cosas viejas que han desaparecido no sé por qué […]».

La Venta de los Gatos, de Gustavo Adolfo Bécquer.
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Venta de Los Gatos, Onda Joven Sevilla. Subida a flickr.com el 10 de enero de 2020.

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