Desde que se reconoce que la educación corre el peligro de aliarse con el sistema capitalista, se han desarrollado diversos métodos de enseñanza para ir en contra de la educación bancaria. Si es la primera vez que escuchas este término, definamos cada palabra por separado. La educación es una estrategia de formación intelectual, cultural y socioemocional de los seres humanos. Entonces, «bancario» significa recibir y guardar algo. En este caso, ese «algo» es el conocimiento previamente establecido por la sociedad. Él mismo es inducido en las mentes de cada estudiante sin espacio para confiar que tiene la capacidad de crear sus propios principios y formarse como un ser social independiente. Entonces, ¿qué proponen los métodos alternativos a la educación bancaria?
Algunos métodos de enseñanza que se desarrollaron para escapar de la opresión generada por la educación bancaria (capitalista), son el Montessori, Waldorf, Reggio Emila, Noman y otros que no se lograron desarrollar por ser «demasiado liberales». En otras palabras, no responden a la necesidad principal del sistema capitalista: crear seres humanos acostumbrados a la realidad actual sin espacio para cuestionar la misma. En cambio, estos métodos promueven la autonomía a través de sus propios principios.
Ahora bien, el cuestionamiento de les estudiantes sobre lo que aprenden y hacen en las escuelas ha existido tanto en el 2023 como en toda la historia. Los seres humanos buscamos invertir energías en algo que resulte beneficioso para nosotres. Comemos y dormimos para tener energías, amamos a quienes nos aman y trabajamos para sostenernos.
Pausa y contesta:
¿Qué nos sostiene?
- el dinero
- la autonomía
Si elegiste 1: Estás segure de que el dinero esencial para sobrevivir, estés de acuerdo o no.
Si elegiste 2: Tienes esperanza en la humanidad y cuentas con las herramientas para combatir el capitalismo.
¿Qué pasa cuando el sistema se aprovecha, en el año 2020, de la pandemia Covid-19 para modificar el tipo de ser humano que quiere crear?
Como educadores liberales, nos dimos cuenta de que la autonomía es la clave para desarrollar seres humanos de libre pensamiento. Mientras, los capitalistas, muy estratégicos, nos escuchaban con cautela para disfrazarse de independencia. En el 2020, las sociedades del mundo se enfrentaron a no contar físicamente con sus familiares, mentores y maestres, por lo que acudieron a sus propios intereses y virtudes para sostenerse. En el caso de la niñez: el aprendizaje, la disciplina y el compromiso con la escuela se vio afectado por la educación virtual. Pero, al mirar a sus padres, madres o cualquier otro referente adulto, ven que la escuela no es lo que les llevó al éxito, sino, la autogestión.
Entonces, nuestro principio como educadores, de crear seres humanos autónomos, ahora coincide con el del capitalismo. ¡Qué horror! Urge buscar diferencias entre la estrategia capitalista y la misión educadora. Me tomo la libertad de cambiar el punto de vista de este artículo de tercera a primera persona.
Si el capitalismo del 2023, promueve un sentido de independencia en las masas, la educación alternativa debe desarrollar el sentido de independencia individual. Sí, hay maneras de alcanzar la autonomía que se repiten por masa, pero hemos de considerar el contexto económico, socioemocional e intelectual de cada individuo para determinar qué herramientas necesita para darse cuenta de que el capitalismo le encierra. De lo contrario, el resultado continuará siendo la deserción escolar, el desinterés por la educación y la falta de confianza en les maestres.

Hemos de ser solidaries con esta generación y entender que ahora es mucho más difícil sentarse a leer un libro solo por el gusto de aprender. Ahora, antes de asignarles un libro, hemos de asegurarnos que sepan leer. El problema de alfabetización en les niñes que comenzaron la escuela en el 2020, es alarmante. En cuanto la lectura y la escritura sea dominada por el estudiante, hemos de asignarles libros, tareas y actividades alineadas con sus intereses individuales.
De una manera u otra, terminarán con deudas capitalistas. Más, al menos, confiaron en la educación y en elles mismes para soñar salidas al capitalismo.
¡Qué vivan les estudiantes y todos los intentos para escapar la encrucijada del capitalismo!