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Fe sin filtros

Autor: Albert C. Limón
Correctora: Laura De Buen Visús

0. Muerte del dogma

¿Y quién te crees tú, ahí en una cruz, bajo una tajá de luna mirando el suelo con sufrimiento?

Tus pies ya no pisan el mismo suelo que yo y, sin embargo, me tengo que agachar para escribirte.

Ya no clavo rodilla en este empedrado suelo bañado por el sol.

No busco tu consuelo con plegarias mudas soñadas de dos en dos.

Ya no cargo tu culpa, aunque la oiga como un tiro.

No me quema esta cadena que nada lastra si se construye en el olvido.

Pero no olvido. Miro y suelo. Escucho y callo, y que tú me quites la mirá me produce desaire.

Flores mustias en tu tumba, ídolo de piedra.

1. Templo: Silencio

Silencio de palabras. Solo ruidos pasajeros quedan dentro de este templo. Una sintonía estática es la primera piedra silente del templo.

Y mi cabeza crea melodías para llenar el hueco de colores, pero estos no salen de mi imaginación; y entre mi cabeza y la ventana, silencio.

2. Templo: Consciencia

Y vuelvo al eje con el que todo empezó. Con las manos con las que construí la realidad que hoy habito.

Gotelé.

Mis ojos solo alcanzan a ver el relieve que cubre todas las superficies, dificultando no dejar na achinchetao.

Oigo mi dificultosa respiración y afuera queda el trino de gorriones en busca de migajas de pan.

3. Templo: Perspectiva

Desde fuera, veo caos. El universo tiende al caos hasta que toda la energía del cosmos se disgregue y este se apague, quedando solo las Tierras Sombrías; ese hueco insondable que no es ni tiempo ni lugar habitable.

Ese es el orden. Vacío.

La vida tiende al caos y, desde fuera, este cubículo parece un templo erguido a la vida, lleno de rastros del hoy y ayer.

Ahora ubico el trino entre el solar contiguo y la obra, que queda un poco más arriba.

El resto es entropía.

4. Síntesis

Un sistema de creencias se basa en relaciones y asociaciones humanas con narrativas y arquetipos residentes en el inconsciente colectivo.

El problema llega cuando dicho sistema de creencias se transforma en un dogma institucional. Todas las personas quieren pertenecer a una unidad de significado superior. Tienen la ilusión de un ente perfecto que juzga y controla nuestros devenires, anulando así el juicio crítico individual y convirtiéndonos en poco más que un rebaño pa unos pocos pastores.

Y, sin embargo, yo construyo templos allá donde habito y subvierto narrativas con mi gente. Porque ninguna verdad impuesta me convence. Quiero ver con mis ojos y tocar con mis manos. No tengo fe ciega y, aunque los sueños embauquen, hace tiempo que estoy despierto.

Quiero respirar a mi aire. Pero alegado de coros de coches y maquinaria industrial. Quiero que sintonías de cantos rodados velen mi sueño.

Y eso a veces se me hace imposible, porque mi ética choca con la del mundo externo. Pero Morfeo me habla, y yo comunico con la voz y transformo con mis pulgares oponibles. Y, en el templo que ahora habito, reina la paz, coronada por limoneros.

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