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La alegoría del bloque de pisos - La Independiente Revista - Revista

La alegoría del bloque de pisos

Imaginemos un bloque de pisos. Imaginemos también a sus vecinos. El bloque tiene algunos problemas estructurales graves de los que sus vecinos están advertidos desde hace varios años, tal vez una década. Por ejemplo, un problema en las tuberías, tal vez en la estructura o quizás en los cimientos. Vale, reconozco que la arquitectura o la administración de fincas no son lo mío, pero esto es una alegoría; sed clementes.

El caso es que este bloque tiene problemas, y esos problemas tarde o temprano amenazarán a sus habitantes, dejándoles posiblemente sin hogar. Sin embargo, no parece que a sus habitantes les preocupe. La opción asequible, la más barata con diferencia, sería repartir el pago entre todos los vecinos. Sin embargo hay muchos que no la apoyan, por lo cual los que siguen pensando en afrontar la situación se encuentran con que deben pagar una cantidad mucho mayor si quieren la reparación que todos necesitan. Evidentemente, a medida que unos se van negando a pagar, van motivando a su vez a otros en un proceso autocatalítico de manual.

¿Y por qué hay vecinos que no quieren poner dinero para evitar un desastre que también les acabará perjudicando si nadie lo trata? ¿A nadie le importa que se le derrumbe la casa? Analicemos las distintas justificaciones: los vecinos A y B dicen que ya tienen bastante con llegar a fin de mes, y que no quieren saber nada de que el piso vaya a derrumbarse dentro de unos años. Sí, sé lo que estáis pensando: ¿qué sentido tiene centrarse en el trabajo si les han avisado de que su casa va a irse a la porra en unos años? C, D y E dicen que ya son muy viejos, y que para lo que les queda de vida pasan de todo. Como no les va a pillar el derrumbe de su edificio, para qué van a pagar las reparaciones.
Por su parte, F y G dicen que ya tienen bastante con lo que les está costando prepararse para el futuro como para ponerse a pensar en lo del futuro derrumbe, que encima les costaría un dinero que consiguen esporádicamente de trabajillos temporales, y que su piso es realmente de sus padres (creen que podrán mudarse a otra casa y que el derrumbe del bloque afectará a los pringados que sigan allí).

¿Qué os parecen estos argumentos que hemos visto? Se parecen bastante: F y G, con las opos o con el máster, quieren llegar a la situación de A y B, la cual era la que tenían C, D y E. Claro, que A y B seguramente nunca lleguen a jubilarse y F y G presuponen que encontrarán otro bloque al que mudarse antes del derrumbe.

Pero aún quedan más argumentos de quienes no quisieron poner su parte para que fuera más accesible para todos el precio de las reformas. Prestad atención:
Por un lado, H tiene una lógica tan destacada como la pronunciación de su letra. Dice que le da igual que se derrumbe el bloque; en serio, totalmente igual. No tiene trabajos que le hagan sentirse demasiado ocupado y tampoco tiene edad como para decir que le queda poco tiempo (tiene veinte años). Y, atención, tampoco está estudiando para irse a otro bloque, porque es un nini. Dice, con total orgullo, que él piensa aprovechar los diez años que le quedan y que le da igual lo que le pase luego. Ha decidido que, con tal de no preocuparse hasta cumplir los treinta, le merece la pena mandar el resto de su vida (y la de sus vecinos) a la porra. Lamento decir que no creo que cuando llegue el momento tenga el valor de cumplir sus bravuconadas de suicidarse cuando ya no pueda vivir bien.
Y, ya para terminar, I es de esos que lo justifican todo desconfiando e imaginando tramas que se acaba creyendo. Paranoia y conspiración, vaya. Antes de que todos los vecinos fueran informados de los problemas del bloque ya decía que sabía que habían planeado algo en su contra. Y, claro, ahora dice que esto es solo una excusa para engañarle y sacarle dinero. Hay que decir en su favor que en verdad sí hay vecinos con más dinero qué él, sea mucho o sea poco, que se niegan a pagar, pero ¿por qué no son A o B quienes protestan contra ellos?


¿Aún no habéis sucumbido al aburrimiento y queréis saber por qué hablo tanto de un bloque imaginario? Vale, atención: un día se estrelló una furgoneta contra el portal; este quedó destrozado y había que arreglarlo sí o sí (y con razón: era necesario que menores y ancianos pudieran entrar y salir sin peligro). Ningún vecino se quejó sobre el pago para la reparación, aunque al mismo tiempo se niegan a aceptar los problemas previos. ¿Fue porque era imposible ignorar lo del portal?


Ahora, la gran revelación: la reparación del portal tras el accidente es una metáfora de cómo la humanidad se ha volcado sin dudarlo en afrontar la nueva y actual crisis del coronavirus, esta pandemia que estamos combatiendo todos dentro de nuestras capacidades. No creo que haga falta que explique qué son realmente los vecinos, el bloque donde viven y esos peligros que su hogar corre desde hace muchos años, aunque se empeñen en ignorarlos.

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