A los primeros poetas los despertó el amor y, también, la épica. A veces los poemas imbricaban ambos temas y aún hoy lo hacen. Cualquier persona que haya sentido en su pecho el latido del amor, probablemente haya deseado escribir sobre él o se haya lamentado de no poder hacerlo. Es gritar a los cuatros vientos aquello que nos llena y nos pone en el mundo. Es hacer épica del sentimiento humano más universal.
El poemario de Lupe Rubio, Dueles donde antes latías, sigue esta senda de poemas por necesidad, de canto a los sentimientos, de iniciación de escritura movida y removida por sensaciones puras que trasladan al escritor —escritora en este caso— de la vida al papel en blanco. Sin duda, se hace y se seguirá haciendo. Del amor al dolor, del deseo al olvido, este poemario nos lleva de la mano a través y dentro de una relación, de cualquier relación humana llegado el caso. Pongamos como ejemplo el poema que da título al libro:
«Dueles donde antes latían
tambores al unísono.
Y resuena a olvido eterno
donde replicaba un todo.
Artificios sin colores,
cenizas grises y lodo.
¡Caes Amapola marchita!
Róbame del antídoto,
las risas de aquella magia
que me brindaba afectuoso
e invade de hediondo aroma
los Recuerdos sin retorno.
Dueles para morir en mí,
sin latirte no hay modo
de prensar el grave dolor
que me encaminó al Ahogo.»
Quien se acerque a Dueles donde antes latías, leerá unos versos incipientes, mudos en su ansia de decir, que prueban diferentes caminos para expresar, que se nutren de la propia escritura e indagan en el corazón humano. Seguro que el camino será leve e intenso en su experiencia. Eso será únicamente su propia lectura la que lo podrás decidir.
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