Sobre Micosis de Enerio Dima

Cualquier momento es bueno para leer Micosis de Enerio Dima, pero es el momento para leer Micosis de Enerio Dima. Además de ser un libro rápido y fácil de leer, me parece una novela muy interesante para tratar en este principio del 2020, y eso que se publicó en julio del 2018. La autora plantea muchos problemas y dinámicas laborales, de familia, género, invisibilidad (Marga, la protagonista, trabaja de limpiadora) así como otros tantos temas. En poco menos de 262 páginas de una novela de terror, la autora ha sabido condensar mucho en una historia sobre la epidemia.

¿De qué trata Micosis de Enerio Dima? De la depresión. Aunque en este texto por el periodo en el que estamos he querido enfocarlo más en otros ángulos, me gusta verlo desde varios puntos. Es un libro que claramente trata de cómo la depresión influye en los diferentes roles de la vida. La propia Dima ha llegado a decir que la micosis, la enfermedad en la historia del libro, no es más que una metáfora de la depresión:

La micosis (la enfermedad) es una metáfora de la depresión. Cuando escribí la novela estaba atravesando la peor etapa de mi propia depresión, autolesiones incluidas, y solo quería dejar escapar todas esas sensaciones que me arañaban por dentro. No podía limitarme a hablar del punto de vista de la enfermedad, ya que algo a lo que te tienes que enfrentar siempre es a cómo la gente “sana” reacciona ante las enfermedades mentales.

A día de hoy me sigue costando creer que de todo ese grito de rabia saliera un texto que se pueda leer, pero parece que a la gente le está llegando adentro y creo que eso es bueno. Supongo que lo que más quería era dejar de sentirme incomprendida y han venido personas que están pasando por algo parecido a decirme que al leerlo se sienten menos solas. Ha sido algo súper importante para mí.

Pero no solo de la depresión, Dima en Micosis hace un buen dibujo de lo que es convivir con el trabajo, los niños y un divorcio que no te pasa la pensión. El jugar con el dinero y el tiempo. El darse cuenta que ningún tiempo ni nada te pertenece ni cuando más lo necesitas. Cómo toda la vida gira alrededor de lo que el trabajo dispone, incluso cuando hay una enfermedad que lo invade todo.

Estos días escuchamos mucho hablar sobre el llamado coronavirus y viendo cómo toda nuestra vida está girando en esta especie de fin de los días. En el libro de Dima no hay una cuarentena, y se ve la forma en la que la enfermedad avanza a pasos agigantados. Ya parece que quedan lejos los días en los que habían titulares como los de principios de este mes, del estilo «La CEOE carga contra el Gobierno por la guía para las empresas ante el Covid-19» junto con el subtítulo de «El Ministerio de Trabajo ha trasmitido a las empresas que la paralización de la actividad laboral en un centro de trabajo debería adoptarse si existe un peligro “grave, inminente e inevitable”», pero también hay muchas empresas que no han querido cerrar tal y como sucede en la historia del libro de Micosis.

Portada de Micosis de Enerio Dima

Marga tiene miedo de coger la enfermedad, tiene dos hijos, está separada, tiene que hacer horas extra, es fácil empatizar con Marga:  toda esa vida centrada en el trabajo y en intentar llevar todos los roles al mejor nivel posible para que nada te falte ni a ti ni a los tuyos. El papel de limpiadora, el de madre, el de amiga, el de ex-mujer, cada uno se enfrenta a la enfermedad de forma diferente y debido a esta, cada rol tiene sus conflictos con el resto. Ya que en el trabajo si te toca limpiar un vómito de alguien que tiene el hongo, lo tienes que limpiar y callar y seguir siendo invisible, pero en el papel de madre toca preocuparse de alejar a los niños de la enfermedad y mantenerte sana porque tampoco quieres que te pongan en cuarentena y te alejen de tus hijos. Te toca visitar a una amiga que está en cuarentena, pero tal vez no deberías de ir porque eso significa exponerte, y puede significar perder tu trabajo – sí, toda esa sensación de “¿qué va a ser de mí?” que tantas personas tienen en estos días – pero como trabajas limpiando oficinas, limpias vómitos y tratas con todo lo que dejan atrás tantas personas en la oficina, también puedes ser contagiada por culpa del trabajo, lo que te puede llevar a perder tu trabajo por culpa de tu propio trabajo.

Como veis, la misma enfermedad muestra las contradicciones que tiene el mundo del trabajo, esto es, cuando nuestra vida y salud interfiere reclamando su espacio, necesitamos ese espacio, pero el trabajo no nos va a dejar porque es un algo tan grande que nos come. Y no podemos vivir sin trabajo porque nos han moldeado para el trabajo desde que nacemos hasta que nos jubilamos, lo que causa que nuestra sociedad esté fuertemente arraigada a todo tipo de prejuicios hacia quiénes tratan de salirse de este engranaje. Mantenemos todo un sistema construido con una base en el trabajo, incluso hay quién, en medio de esta pandemia del coronavirus, está teletrabajando o intentándolo – a pesar de la visión tan central en los trabajos de oficinas de hoy día, debemos de ser conscientes que en la gran mayoría de trabajos no se puede teletrabajar: obreros, carpinteros, fontaneros, pintores, camareros, transportistas, cajeros, panaderos, charcuteros, enfermeros, médicos, limpiadores, cuidadores, floristas, dependientes de negocios, taxistas, periodistas, cerrajeros- y resulta difícil imaginar un mundo sin trabajo porque nunca nos hemos parado a pensar en ello.

Estos días de cuarentena resultan buenos para comprobar cómo podríamos acercarnos a un mundo así, ya que, de por sí, la cuarentena nos iguala a todos los que tenemos un techo bajo el que dormir e ingresos o ahorros. Si tienes muchísimo dinero, no puedes comprar un coche más caro porque está todo cerrado y además ¿dónde vas a poder ir con él? Tampoco puedes irte de vacaciones porque ¿cuántos países aceptan vuelos desde España? Menos aún hacer miles de actividades al aire libre con tu entrenador ya que, además de que esas actividades solo podrían hacerse en un recinto privado que fuese de tu propiedad y estuviese en el terreno de tu casa, ¿tu entrenador estaría trabajando? Además estos días nos ayudan a saber qué es indispensable para nosotros y lo mal que estamos tratando a unos trabajadores que realizan tareas que nos ayuda enormemente a hacer nuestras vidas. Lo más normal es que, por salud, la comida la tengas que hacer tú, el estudio, el piso o la casa lo tengas que limpiar tú y las tareas del hogar las tengas que hacer tú. Y dos semanas dan para que cambiemos de mentalidad y empecemos a preguntarnos ¿qué trabajos de verdad son indispensables?


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