En una comunidad de rebaño, el papel del divergente es cada vez más admirado. La unicidad se encuentra en la cúspide de valores aspiracionales en nuestra sociedad. El camino para conseguir la ansiada etiqueta es una fatigante carrera para desmarcarse de manera sistemática del resto. La individualidad extrema que ensalza la sociedad capitalista en la que vivimos crea el recordatorio continuo de que debes llegar a dicha meta.
Aunque no siempre ha sido así. La historia es cíclica, y esta es otra etapa más. El siglo pasado fue un ejemplo de valores distintos: las grandes guerras crearon movimientos sociales masivos. En aquel entonces, formar parte de la masa vencedora era la pretensión imperante, y la autorrealización se hallaba en formar parte de un grupo: compañeros de valores, aspiraciones e ideas. Pero, a medida que la sociedad capitalista se ha asentado, esta sensación de unidad se ha ido disolviendo para dar paso a la individualidad.
¿Quién puede negar que cada persona no es única? Efectivamente, el contexto y las vivencias son ingredientes siempre presentes para que así sea. Sin embargo, se hace de esta obviedad una bandera. No se trata de admitir la afirmación, sino de remarcarla como algo extraordinario. Buscamos saciar el ego sobresaliendo del resto.
El mercado de consumo lo sabe, lo fomenta y saca partido de ello: enciendes la televisión y, automáticamente, escuchas cómo la publicidad grita que sus productos te harán diferente. Ves un anuncio que va dirigido a millones de personas, pero que te hará único… ¿Acaso pretenden que haya un único comprador? Obviamente, no. Pero saben que personalizar vende. Y, por mucho que rebusques en otros lugares más recónditos tratando de evitar caer en ese capitalismo, lo único que haces es acudir a lugares menos transitados; pero sigues dentro del mercado.
Es una paradoja: al escribir esto, caigo en lo que denuncio. Intenté buscar un artículo diferente para ser útil y no soy más que otro ejemplo sobre lo mencionado.
Sinceramente, no sé cómo salir. Solo no puedo hacerlo; necesitaría que fuese algo global. Las paredes de esta etapa se me antojan muy altas para escalarlas.
Estamos en un rebaño de ovejas negras. ¿Hasta cuándo?
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