«¿Estás ahí?
Y, de estarlo… ¿quieres mirar?
Sí, soy adicto a lo palpitante. Esto es lo que hice. Existí a través de ellos. Varias horas donde sea, fijándome en los detalles. Pueden pasar muchas cosas si miras más de cerca. Los busqué en una canción y bailamos, imaginé sus anhelos y llovió, los espié en secreto y los vi libres. Los vi caer y los vi volar.
¿Sigues ahí?»
¿Sigues ahí? (www.siguesahi.com) es una propuesta colectiva ejecutada por artistas escénicos en formación, a través de una página web inaugurada el pasado miércoles 29 de julio del presente año. La experiencia se encarga de originar un sinfín de emociones y grandes expectativas. Está de más mencionar la drástica forma en la que el espectador se ve envuelto y la influencia que provoca en los jóvenes artistas.
Así, tuve la oportunidad de poder contactar con los directores Neva Ann Kenny y Diego Quintero para conocer un poco sobre el proceso y desarrollo del proyecto completo.
1- ¿De dónde surgió la idea del proyecto, y qué se tuvo en cuenta para su desarrollo (montaje, coreografía, composición, cantidad de material…)?
Respuesta: Arrancó como un proceso académico dentro de la universidad en un área que se llama ensamble. Dicha área busca poner en práctica los elementos teóricos y prácticos de la puesta en escena. En las primeras 9 semanas, investigamos y realizamos las primeras coreografías que surgieron a partir de varias preguntas que los directores plantearon al inicio del proceso para luego terminar por transformarse junto con las inquietudes de los ejecutantes creadores.
Alimentarnos de referentes siempre fue crucial; lo hicimos a través de libros y cine, principalmente. Nuestras inquietudes partieron de dos preguntas: «¿qué es lo bello?» y «¿qué es belleza para mí?», entrando acá en el mundo de lo subjetivo y lo objetivo. Desde ese lugar la pregunta se transformó en: «¿qué soy? ¿Persona o personaje?».
Desde el día uno tuvimos el impulso de trabajar con una silla y la circularidad. Al unir estos dos elementos, inevitablemente, surge la imagen de un círculo de discusión o de debate. Decidimos entonces jugar con la imagen de un círculo de alcohólicos anónimos, que se transformó en un círculo del anonimato. Esta imagen o pre-texto fue el detonante coreográfico, el cual funcionó como un contenedor macro para la creación.
Al haber definido ese contenedor de una manera tan específica, tuvimos la oportunidad de jugar, sin importar si estábamos presentes todos en el mismo estudio o trabajando de manera remota desde nuestras casas. Fue así cómo logramos desarrollar todo el contenido, ya fuera visual, audiovisual, sonoro, textual, performativo, de navegación o coreográfico. De esta forma, vivenciamos el concepto de lo que es realmente un ejecutante creador. Es decir, los estudiantes no estaban solo trabajando desde y para lo dancístico, sino que se lograba ampliar la pregunta y así mismo ellos se expandían dentro de su práctica artística para encontrar nuevos lugares que habitar.
2- ¿Podrían comentar un poco acerca de la semiótica que envuelve el proyecto completo? Por ejemplo, las sillas. ¿Existe una única forma de entenderlo y llegar a una conclusión?
R: No se quiere llegar a una única conclusión, pues, bajo la noción de entender a las personas que viven la página como participantes y no como público, se plantea que la obra (en este caso la página) se construye mediante la relación que se teje entre las dos partes: la obra y el participante. De esta manera, las experiencias, contextos y disposición de la persona que participa son los elementos clave a la hora de experimentar; así se generan siempre relaciones cambiantes, creando conclusiones diferentes.
Es importante mencionar a Roland Barthes, ya que durante el proceso leímos uno de sus libros donde se nos plantea la existencia de una pluralidad de significados frente a un mismo objeto y donde es el lector quien construye ese significado. Eso fue algo que quisimos que los participantes experimentaran primordialmente cuando se plantearan los acertijos, ya que la experiencia no está guiada por nosotros sino que es la persona la que tiene la oportunidad de construir su camino. Creamos múltiples maneras de experimentar el mismo contenido que se volvieran aún más diversas cuando una persona experimentara la página más de una vez.
Para nosotros la silla es un elemento que decidimos articular dentro de la dramaturgia como hilo conductor, dado que la silla tiene muchas connotaciones por ser solo una silla. En ningún momento vimos la silla como un objeto más allá de sí, ni interpretamos su significado de otra forma; siempre fue una silla. Pero lo interesante fueron todas las interacciones que logramos con la misma y descubrir los diferentes significados que parten de las acciones que cada uno realiza con una silla.
3- ¿Cómo se sintieron postulando su propuesta desde una plataforma 100% digital?
R: Al principio la incertidumbre nos generó temor: a Neva por el entendimiento de la danza siempre como una experiencia en vivo, dado que el acto de la danza siempre ha sido muy presencial; a Diego por la manera en que el contexto actual —estar en casa— pudiera cambiar la manera en la cual los ejecutantes creadores se concibieran como artistas.
Tuvimos que transformar y replantear nuestra metodología, generar un nuevo universo en común y adaptarnos a las situaciones específicas de cada persona, que eran parte del proceso en general. Por ejemplo, no tener espacio en la casa para bailar, mala conexión a internet o estados anímicos, entre otras.
Planteamos dos preguntas dentro del aspecto teórico del ensamble: ¿cuál es la diferencia entre videodanza y bailar frente a una cámara? ¿Cómo realizamos arte digital desde nuestra posición de artistas escénicos?
El desafío más grande fue mantener la colectividad. En las primeras semanas, nos encargamos de general comunidad y camaradería entre todos los integrantes del proceso. Esto fue quizás el logro más importante, ya que desde ese lugar de confianza y afecto el grupo se consolidó como una pequeña familia y nunca dejó de serla. Entonces, en la virtualidad, el apoyo mutuo fue lo que nos dio la energía suficiente para continuar con el proceso, pensando en vernos a nosotros mismos como nos ven los otros. Es decir, como un agente activo del que cada propuesta que realizaba era valiosa, viniera de donde viniera.
La Escuela López, en la que Neva les enseñó tanto a Diego cuando era estudiante universitario como a todos los ejecutantes creadores del ensamble, funciona como eje conceptual y práctico. Esta escuela enseña a partir del afecto con el otro y consigo mismo. Nos da la oportunidad de crear desde quienes somos y proponer desde nuestros saberes. Pero quizás lo más importante es que esta escuela pone a la persona antes que al o a la artista.
4- ¿Por qué una persona, ajena o no al ámbito artístico, debería enterarse de «¿Sigues ahí?»?
R: Precisamente por la cotidianidad y la humanidad que el producto posee. Es un material con el que todos nos podemos identificar, primero desde nuestro lugar de ser humanos y luego desde el desarrollo de la juventud, especialmente hablando en un contexto como la pandemia. Cuando vemos la página hay un trabajo dramatúrgico que es ficticio, pero las circunstancias permiten que esta ficción nos permee individualmente. Produce solidaridad frente a la soledad, que es algo con lo que todos nos podríamos conmover porque es un aspecto de lo humano, sea este humano artista o no. Es extenderle la mano al participante y crear empatía.
A las personas que se dedican o están estudiando algo relacionado con las artes escénicas y están en un momento de incertidumbre, esta página les demuestra y les hace una invitación a trasladar el escenario a otros lugares, a ver especialmente en la danza no solo el cuerpo del ejecutante en acción sino el cuerpo del participante y sus pensamientos en acción. Así, estos también danzan.
5- Como artistas, ¿qué recomendación darían a todas las personas que están trasladando su material artístico a plataformas virtuales?
R: Confiar en lanzarse al vacío; no hay respuestas correctas o incorrectas, solo hay propuestas. Hay que apostar y creer en la apuesta de uno.
Observar con cuidado y diferenciar dos elementos: las tecnicidades y el artistry. Como artistas debemos identificar nuestras fortalezas técnicas y tener cuidado de que estas fortalezas no se conviertan en amenazas. También debemos observar con cuidado el significado que cada uno tiene para la noción de artistry. Por ejemplo, artistry es habilidad y destreza corporal, pero también es mostrarse vulnerable, es conectar con alguien más, es encontrarse a sí mismo… es lo que cada persona desea que esto sea. Y cuando ya está identificado es el momento de traducir esos elementos al medio por el cual deseamos expresarlos, sea mediante audio, vídeo, texto o lo que cada quien decida.
6- ¿Cuál fue su transformación personal dentro del proceso trabajando con un colectivo tan grande?
R: Como directores, nos pusimos a la tarea de ampliar nuestras concepciones frente a la danza y el arte; de esta manera podíamos invitar a los ejecutantes creadores a expandir también las suyas. Confiar en nosotros mismos nos dio la oportunidad de confiar en los otros, y así fue con todo el grupo. Se generó un espacio en donde la confianza era tal que, por más descabellada que pareciera la idea o propuesta de alguien, confiábamos en la misma y decidíamos probarla.
Existieron momentos en los que tocaba editar las propuestas y el material, en pro de la puesta en escena. Varias propuestas no llegaron a ser parte de la página pero, al haber podido experimentarlas de primera mano, abrimos puertas que antes no sabíamos que podríamos llegar a abrir. Nos sorprendió la capacidad del grupo de adaptarse a las circunstancias y al trabajo que sabíamos que, desde el principio, iba a ser extenso y demandante. Los ejecutantes creadores aprendieron de gramática audiovisual, modificaron sus casas para poder bailar e incluso se dieron la oportunidad de aprender a utilizar softwares para que así el diseño, la edición, la diagramación y la navegación de la página fueran posibles. Estos son elementos que usualmente no se enseñan como parte de la educación en las artes escénicas, pero en esta ocasión demostraron ser conocimientos más que necesarios para los artistas contemporáneos.
En el grupo teníamos personas con diferentes aproximaciones, posturas y entendimientos frente al arte. Pero esta pluralidad de saberes y experiencias es lo que nos emocionó desde el principio, y encontrar el punto medio fue la tarea más grande.
7- ¿Cómo describirían el ensamble en una palabra?
R: MÁGICO.
Sin duda es una propuesta escénica donde los sentidos cumplen el papel protagonista y el entendimiento simbólico recae solo en el receptor y en su propia práctica. Este se encarga de adentrarnos al arte escénico apropiándose al mismo tiempo del plano virtual, donde la presencia ya no hace falta para vivir una experiencia del todo real.
Visitar: www.siguesahi.com
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