Siempre es difícil escribir sobre la obra ajena, sobre todo, si es contemporánea, sobre todo, si como en este caso, se trata de un libro de poesía.
Pero aún así, como personas enamoradas de la literatura, aceptamos el reto y nos disponemos a inaugurar una nueva sección de nuestra revista dedicada a reseñar obras literarias regularmente y a hacerlo lo mejor posible. Teniendo en cuenta esto, valga decir que intentaremos ofrecer un opinión lo más humana posible y que cualquier obra que reseñemos será tratada con la mayor amistad e, incluso, por qué no decirlo, cariño, a la par que honestidad. Para nuestra forma de verlo, aquella manera que sea más adecuada tanto para los y las autores y autoras como para nuestro público lector.
Dicho esto, podemos entrar en materia y empezar con nuestra primera obra, Lumbre de marfil. Escrita por Jorge Cappa y editada por Ediciones Seshat.
Lumbre de marfil es el segundo poemario de su autor y sus textos han sido premiados o seleccionados en múltiples concursos de varios países. Está dividido en tres partes: “chispas”, “pequeños aforismos en verso”; “poemas”, el grueso de la obra y “canciones”.
Citando al propio autor en el prólogo a la obra: «…(el poema) debe ser auténtico y responder a la esencia emocional del autor, ya que solo de esa manera transmitiendo autenticidad, podrá expresar verdadera emoción y conectar realmente con los lectores». Estamos pues ante un poemario de corte intimista, emocional y de alguna manera, adscrito a la tradicionalidad poética. Si bien no todos los poemas son de corte amoroso, casi la mitad abordan este tema. Mientras que el resto tratan sobre otros aspectos emocionales, como la soledad y alguno hay de corte social. Las imágenes evocadas fluyen con naturalidad y el ritmo es etéreo. Quizá echamos de menos algo de atrevimiento en la exploración de esas imágenes, en la invocación, más que en la evocación, que flota sobre todo el poemario, empapándolo, diluyéndo cierta atmósfera creada.
Como bonus final, Cappa incluye también las letras de tres canciones, un regalo que a nosotros nos ha llevado a un ejercicio interesante, inventar qué melodías acompañarían estas palabras: ¿Blues? ¿Tango? O, quizá, chachachá… Hagan sus apuestas.
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