Vitruvio dijo que la Arquitectura descansa sobre tres principios: la belleza (venustas), la firmeza (firmitas) y la utilidad (utilitas). La pregunta del millón aquí sería: ¿somos realmente artistas los arquitectos o no? Y no, no se trata de convencerte de una u otra, sino de que formes tu propio criterio.
La Arquitectura existe, como las otras artes, desde hace muchísimo tiempo. Nos remontamos a la prehistoria, cuando grupos de personas en sedentarismo construyeron viviendas estables. Desde entonces, la Arquitectura ha ido forjándose y moldeándose junto con la sociedad y su constante evolución.
Es cierto que ha ido cubriendo las necesidades básicas del humano: por un lado, tener un techo en donde habitar; por otro, protegerse de las condiciones climáticas del lugar en donde ese techo se radique. Pero ¿qué pasa cuando la Arquitectura se convierte no solo en una resolución de una necesidad general, sino en el reflejo de un punto de vista personal y la expresión del mismo?
Es ahí en donde radica la duda de si es arte o mera resolución. «[…] Sospecho de los arquitectos que se definen como artistas… Los artistas son libres, a los arquitectos nos constriñen muchas reglas» (Norman Foster, 2010). Claramente, la Arquitectura no puede basarse en la expresión de lo interno; hay reglas, normativas y hasta leyes que nos obligan a seguir ciertos parámetros para su concepción. La Arquitectura, sin embargo, más allá del cumplimiento normativo, ha sido partícipe y escenario de expresiones. Incluso de caprichos personales de quienes la diseñan; basta con indagar en las distintas corrientes que han caracterizado a esta misma. La integración del montón de reglas y la expresión misma hacen esta combinación, que hasta hoy no se ha podido definir con respecto a si es o no es arte debido a las divididas opiniones.
Leí en algún artículo que «la Arquitectura es la más grande de las artes» y probablemente lo sea, interpretándolo desde el punto de partida en el que, en medio de tantas reglas, los arquitectos nos damos a la tarea de espaciar y dar lugar a la poética y la sensorialidad propia de artistas. La Arquitectura no es un arte como la Escultura o la Música; claro, que también tienen sus reglas de ejecución. Pero, en este caso, este arte es habitable, puesto que se concibe para ser refugio, para ser punto de reunión y protección. No se puede llamar solo «arte» a aquello que consiste en una integración conjunta de una serie de disciplinas que conducen una idea y un objetivo hacia la realidad y hacia la materialización.
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