De mí,
a
dónde.
Al lugar que no es lugar,
al juicio que ya no es mío,
sino alquilado por meses
al invasor que es carbón,
que me tizna,
que me quema,
que ahúma mi garganta,
aspira mi aire
y, como red y raíces,
teje y se expande.
.
.
.
Mi cuerpo ahora es suyo, y yo
de mí
quiero salir.
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