Respiré y volví a nacer.
Esta nueva vida es tranquila, soleada.
Dos libretas, varios meses después, vuelvo a perderme entre tus páginas.
Porque ambas sois una.
Porque una sola palabra tuya, basta para despertar recuerdos, reminiscencias
de otra época.
Tan reales, que aún duelen.
Páginas de memorias, que ahora son tinta, sangre y lágrimas.
Huellas del alma de otras personas, que ahora son dibujos a bolígrafo o acuarela.
Rabia y amor. Risas y llantos. Rosas y rifles.
¿Y ahora?
Avanzo con cautela, pero seguridad.
Mido cada verso, cada silencio.
Porque siguen habiendo páginas en blanco para llenar,
siguen quedando amapolas por recoger,
y olivos por plantar.
Y evitaré las minas que yo mismo planté,
y olvidé después de la batalla,
durante esta escalada,
por la bella, pero escarpada montaña.

Surfista de la incertidumbre, alquimista de la palabra y tejedor de realidades.