rechacé así mi destino.
Broté como flor de loto,
Nunca fui muy devoto,
por no pecar de cretino.
peregrino, o asesino,
por olvidar la cuchilla
no me arranqué la costilla,
la vida al fin me sedujo,
la amo en todo su flujo,
Como alfarero a la arcilla
((Este poema se puede leer en ambos sentidos))

Surfista de la incertidumbre, alquimista de la palabra y tejedor de realidades.