Avanzamos.
Las tinieblas que nos aterrorizaban
nos abrazan maternales.
Ahora somos noche en la noche,
conspirando
contra el imperio de la luz,
contra sus rascacielos llenos
de impersonales oficinas
donde se decide nuestra hambre.
No hay marcha atrás.
Como en la revuelta
de los esclavos haitianos
contra el poder Francés,
haremos de la sangre símbolo.
Las mayores atrocidades
serán nuestras obras más bellas.
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