La inspiración es tener dentro arena en lugar de hierro.
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Las yemas de mis dedos te dibujan la cara
Cierro los ojos y veo las yemas de mis dedos sobre tu piel de arena tostada
Estás moreno todavía –te digo en un murmull
Aquí brilla el sol todavía y siempre –me contestas, y me miras despacio
Cierro los ojos y las yemas de mis dedos te dibujan la cara en mi memoria
Como sobrecogido por una intimidad inesperada y espontánea los abres
Como dice Aleixandre no quiero que vivas en mí como vive la luz, a quien el amor se le niega a través del espacio que separa y no une
Hay un poder envolvente en la vulnerabilidad, arrasador, un acto de amor al cosmos
Pero nos cuesta caminar en cuerdas finas de Luna y oro porque hay niebla en la carpa y el teatro está lleno
Y en la primera fila solo tú mismo, solo yo misma
Sola cada una en su cabeza
Cierro los ojos y las yemas de mis dedos te acarician el pelo de sol, agua y ceniza
Y me miro a mí en vez de mirarte
Mis pies pisan la tierra ¿estoy donde debo estar? me respondo que sí, estoy hoy donde quiero estar
Perdiendo mis manos en tus pezones oscuros, en tu melena fina, en tu sexo duro
Mi cabeza hacia atrás, el mar ha entrado por las ventanas
Se ha colado en silencio por debajo de los cristales y nos ha empapado la cama
Ana, me digo, la vulnerabilidad no está aquí, pero si viene y huele a mar, la abrazamos juntas si quieres
Y volvemos a inundar las sábanas y a crear olas rítmicas
Cierro los ojos y las yemas de mis dedos se acercan a mis labios y saben a sal, a tus ojos de fuego, a miel y a juventud
No quiero, luz, que vivas en mí
Quiero que me atravieses despacio y que nos brilles en la piel
En su piel morena y en su pelo rubio de niño de verano
Que estallen las olas del mar en sus poros y la luz le atraviese a él también
Que no bajemos del aire ni recojamos el agua sagrada del Mediterráneo en jarros fríos de barro, que no ofendamos al sol con ropa de más
Ni persianas de más, ni alegría de menos
Que te bañes en mí siempre que quieras si le regalas el mar
A mi cuerpo en tus manos
Y a mis ojos en tu balcón
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