SECO,
como el desierto,
como el tronco cortado en papel,
no paro de beber agua
por las mañanas;
seco como una duna,
como las plumas que ya se cayeron en las aceras
de los cuerpos tan consumados…
No pienso.
Por las tardes,
solo vendo mi tiempo para que me deje en paz.
Me canso de descansar,
por lo que sigo en retiro (metarretiro).
Seco de amor,
ya no me queda hasta las noches,
hasta que vienes,
desierta de agua, pero húmeda.
Lo que hay que humedecer, lo que hay que descansar,
se desvanece.
Ya no existe el papel muerto,
ya no hay tinta seca.
Aun sin paz, me siento en brazos;
aun sediento, mi corazón suena, turgente.
Y, al día siguiente,
empezaré un poco más
mojado.
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