Los dedos de una mano,
protagonistas de múltiples indicaciones,
señalan a la libélula
que ronronea en el mundo
verde de su casa.
Algo más lejos,
encuentran a sus larvas;
humildes gusanos devorando
pedacitos de hierba.
La savia brilla secundada por el sol.
Se pliega en la corteza de su hogar
y avanza entre las comisuras
en un engrudo seco como el mar.
Nutre a las ardillas y a las sombras,
melancolía y flor, ser carnal
de pulso y vacío.
Es la vida lo que importa.
Su cuero de colores y sentidos.
Su velo de retornos y bolsillos.
La savia avanza en la ventisca
y derrite la escarcha
en su sequía.
La muerte que se muere
es vida para el gusano.
El silencio es una orquesta
de rastros y suspiros, de cantos y vuelos;
cuando tus ojos miran,
cuando tu cuerpo escucha.
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El silencio es una orquesta
Autor: Alberto Becerro
Correctora: Laura De Buen Visús
