El hoy se convirtió en el ayer o tal vez en el mañana
porque entre la gente un gendarme aparece
como si fuese un viento del sur, donde los neuróticos
terminaron teniendo razón.
Las voces de la iglesia ya no se escuchan
ante la triste amapola marchita de cólera,
donde el germen de una guerra
refleja las alergias de los tiranos.
Volver al estado de naturaleza;
salvajes los hijos del accidente fortuito
que hasta por Piamonte y su vecina Lombardía
pasa la rata de este contaminado año chino.
Rutas de seda, caminos de higuera,
tiempo de pesares, angustias y guardares,
no quedan más que iguales
omnímodos poderes de no tener quehaceres.
Y así el lunes se vuelve martes, el martes mañanas,
y el miércoles se esconde para no ser la mitad de la semana,
viendo al jueves repetirse
mientras los viernes se convierten en fines de semana.
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