Soy esa fiebre de tu ser que te domina sin querer; soy lo prohibido.
Bambino.
Soy una boca con patas llena de mil ratas enamoradas del cemento; soy lo prohibido.
Soy un puñal acariciando tejidos hasta hundirse en un órgano vital, soy el MH-370 de tour eterno por el triángulo de las Bermudas. Soy las babas y los químicos mezclados con el licor en los vasos de plástico tras la gran fiesta de la decadencia.
Soy esta interminable enumeración que hace que ninguno de todos los poemas diga nada de una forma magnética.
Soy, soy, soy, (soy en inglés es soja). Soy los campos de soja para acabar (JA, JA, JA, JA, JA, JA, JA) con el hambre en el mundo; soy lo prohibido.
Soy esa rumba de Bambino en la Barceloneta, ese dolor hecho voz para que las lágrimas embellezcan tus ojos cansados. Soy los rudimentos del poema, filtro, imagen, metáfora, ritmo, marco, vómito, experiencia e intuición verde en el corazón del semáforo en rojo.
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