Justicia,
¡menuda palabrita tonta!
Se refugia en unas tinieblas éticas
de la hostia.
Las mariposas amarillas
revolotean por el viento,
sueltan sus huevos
por la carne fría,
se introducen, inocentes,
por poros y agujeros
y brotan orugas verdes
como musgos pequeños.
Justicia se repliega
en palabras sutiles
y desiertas.
Una música ilumina sus teorías
en un concierto de voces diversas,
como si el agua se derramase por sus hombros
desnudos.
Justicia se colorea marrón,
ni siquiera roja,
tiene el color de una mancha de café
y oculta nerviosa
otra palabrita tonta.
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