La vida es una sucesión constante de pequeñas derrotas, que nos pueden llevar o no a una victoria.
Es inevitable que haya momentos en los que uno sienta que la piedra es pesada. No siempre podemos llevarla hasta la cima: es normal fallar.
Nuestro propio sistema está fallando, cada vez más cerca de la derrota, asolado por las guerras, la escasez de recursos, la contaminación y la sequía.
Cambiar requiere un cambio concreto de todas las personas que habitamos esta Tierra. Y esto requiere fuerza de voluntad, pues es demasiado fácil rendirnos y volver a caer en viejas rutinas, acolcharnos en la zona de confort hasta quedarnos dormidos en vida.
Pero si queremos un cambio, lo que sí podemos hacer es no dejar de intentarlo. Aceptar el fallo y la derrota como parte vital del camino y el aprendizaje. Volver a levantarnos para subir, una vez más, nuestra piedra de cada día a la cima de la montaña, sabiendo que mañana tendremos que hacerlo de nuevo.
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